jueves, 21 de octubre de 2010

En la silla del tata


"Ahí...en la silla del tata"
la primavera vigésima
unía canciones,
conjunto de recuerdos,
la historia en el jardín;
la mano con flores
tomando té en el comedor,
cabellos de rizador,
mechas en blanco
y un sistema de amor.
Los años, al vivir,
hicieron visible
el calor de la herencia,
intacta desde el vientre, la esencia
que se descubre sin ciencia
a través del tiempo
y al despertar la conciencia
vuelvo a nacer.
Mi tata me cedió su silla
seguro llamándome "chiquilla"
imágenes por recorrer,
sentimiento de pertenecer
y crecer en abrazos amables
como Alicia; la mesa y el mantel.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Si despierta la conciencia con grandes acontecimientos, son los pequeños los que nos hacen actuar. Como ver un cigarrillo mojado, como apalear los cabellos cada mañana, esperando un acceso de adrenalina, un empujón diario o matunino. Como leer este poema que, por casualidad encontró su camino en mi dirección.

Saludos poeta ¡

Mayte Llera (Dalianegra) dijo...

Bellísimo, Ema, creo que éste es el mejor poema que te he leído y te los he leído muy buenos. Es entrañable y tierno como pocos y con una estructura muy cuidada. Otro beso, "chiquilla".

Anónimo dijo...

Me trajo muchos recuerdos tiernos de mis abuelitos... gracias por darme este momento. Creo que estos sentimientos sólo los puede evocar una buena poesía... saludos!