martes, 23 de febrero de 2010

Pese a que nadie...


Muerdo el anzuelo, me gustó el sabor
de chicle, tabaco, conejo, escarabajo.
De la distracción, es un condimentado cebo.
Aunque no bebo, ni me enveneno
atrapo sabores de su juego.
Y me cuelgo cegada,
en las brasas de mi rabia,
atrayendo a rapiñas
o llamando a pirañas.
Mi caballo otra vez pierde dos alas,
es en ese momento,
que sin olvido, las trampas recuerdo,
es como estar drogada,
como si humo y cenizas tragara.
Ocurre cuando verticales arrugas,
se quedan en la memoria.
Mas tú, vuelves flotando sin plumas
¡Yo no quise ser un pez!
Ni saber de inmundos sabores.
Espera, ya me quito esta sal...
Te he sembrado flores.
Soy elfa dulce, primaveral,
la jinete de una verdad.


Pese a que nadie llore.