martes, 28 de septiembre de 2010

Una imparable primavera


Impulsados sin espera
juntos en un mismo columpio
elevados hasta la cordillera
en blanco espacio puro,
una imparable primavera.



Las flores del camino duro,
congeladas, como en la nevera
reviven ahora en el suelo,
donde zapatos de enamorados
no tocan la tierra;
y el paso es hasta el cielo
los girasoles ya no sufren por guerra.
Avanzamos hasta caer en el lago
y morir de romance
como locos poetas.




El amor de nuevo.