martes, 2 de julio de 2013

Cuando tienes las manos más frías



He sido frasco; 
enfrascando, asfixiando,
sofocando, atrapando
(sin saber).
He fracasado.
He sido causa de la huida de emoción,
la desalentadora certidumbre femenina,
he sido tan elegida
y tan abandonada
más de una vez
y más de una vez pensé que ya no habría más aire
que yo misma me ahogaba en mi espacio de tapas de tela,
la inquietud de no saber lo que esperar
y cómo separar
a la misma vez 
lo que parecía tan unido
¡no pude ser tan carcelera! (?)
No puedo ser tan prisionera.
El apego tiene esa cualidad
de crear más ruido
de permitirte los candados
de entregarte una llave oxidada...
a punto de renunciar
justo cuando tienes los dedos más fríos
por tanto moverlos al despedirte
sin concluir.