viernes, 20 de enero de 2012

Dócil inquietud


Una declaración urbana de quietud 
tapas de arena en la tibia
y las frías sonoridades del desierto,
un bronce para alojar sentimientos
duros y escurridizos
conocido por una oreja rítmica
de un ir hacia bordes infinitos
en una música constante.
Subterráneos movedizos
como el barro de invierno
como un suplemento de ocasión
para esconder verdades
y no decir secretos
ni atracciones planetarias
o estelares, dibujadas por la cortina
y un sendero abandonado; 
por saberse muy niña o senil
o por la locura del ánima
en dócil movilidad inquieta.
Un dolor mixto medicinal
dentado por leche 
y granos de sal.