martes, 14 de enero de 2014

Separadores



Como si hubiera algo que te lo advierte
solía recordar sus caras de "hasta nunca"
Las veces que dije adiós
una vez y otra y otra
no estaban claras las despedidas
aunque si se pronunciaron con palabras acordes 
ficticias, elegantes, con el beso albergando el "hasta siempre"
que hacía real la poca nostalgia de mover mi mano
nadie sabría si eso sería un final
todas esas veces yo me hablaba
con duda y resignación
"no te volveré a ver más" (?)
siempre estuvo firmado por mis labios
silenciosos que conjugaban un presentir
un susurro que te cuenta
que no extrañarás
(a excepción de esa única vez).
De esas veces, de mirar por la ventana,
sobre un vehículo en marcha
me transporté al futuro
sin esas presencias
y nunca sentí temor, 
sólo en una, algo de dolor, 
mucho, no es fácil partir
ni que te partan el corazón
con ausencias
pero no fueron repentinas
fueron de esas en escalada por secuencia
algunas sólo permanecieron como en un principio
estancadas por la falta de amor.
Decir adiós sin pañuelos
ni lágrimas, ni mayor duración
es lo que se consigue al no tener certeza de la separación.
Creo que siempre presentí los abandonos
las lejanías
y las costumbres aisladoras.
La mayoría de esas veces
mi mente, al hecho, se anteponía 
sin bajar la guardia sentía que todo estaba hecho
era el momento donde se avecinaban las brechas
y para no vivir esas derrotas 
es mejor tomar la opción de decidir
sabiendo que si no das el paso ellos no tardarán en huir
de cualquier manera el destino te divide de ciertas auras.
La última vez de no mirarle más
no supe anteponerme
aunque él no era un hombre
se unía a la categoría de amores
de signo varón, de nombre paternal
de ancestros significantes en su desaparición
todo un linaje metafórico
dispuesto a ir en otra ubicación
asistente de una dirección
de paraderos y estaciones que no revelan
o que revelan y no atienden
o que revelan y atienden, sólo si estás rogando.
Pero sé que su vivir pudo ser truncado
como amor robado
como cuerpo maltratado
por alguien de genes malignos
la maldad tiene varias veces frente y ojos mínimos.
El no presentir su adiós me dice que tal vez
no haya sido un fin 
quizá un día de algún mes
aparezca su coordenada con su vitalidad. 
Todo rastro mágico
todo rastro certero 
quisiera conseguir
como un perpetuo volver, quedarse y vivir
transmutar aquel cargado nombre.