lunes, 25 de octubre de 2010

Según, sin, sobre, tras.


Me besaba
tras la barrera de agua congelada
como enrojeciendo mis labios turquesa,
el amor ya mostraba su arma.
Desde el Este salía la calma
silenciosa, nublada y desesperada,
y mis labios tan frambuesa
derretían la crema en la espada.

Me amaba
sobre la libre cascada termal
adormeciendo mis labios violetas
el amor dedicándose a volar.
Hasta el Oeste llegamos a caminar
descalzos y tiernos; delicia frugal.
Y mi boca tan despierta
danzaba con lengua tribal.



Según los frescos besos
sobre el muro fluvial
sin ningún rezo
tras la duna estival.

jueves, 21 de octubre de 2010

En la silla del tata


"Ahí...en la silla del tata"
la primavera vigésima
unía canciones,
conjunto de recuerdos,
la historia en el jardín;
la mano con flores
tomando té en el comedor,
cabellos de rizador,
mechas en blanco
y un sistema de amor.
Los años, al vivir,
hicieron visible
el calor de la herencia,
intacta desde el vientre, la esencia
que se descubre sin ciencia
a través del tiempo
y al despertar la conciencia
vuelvo a nacer.
Mi tata me cedió su silla
seguro llamándome "chiquilla"
imágenes por recorrer,
sentimiento de pertenecer
y crecer en abrazos amables
como Alicia; la mesa y el mantel.

sábado, 9 de octubre de 2010

Manual ilegible, ausente-obligatorio


El pasado
es un insistente retrato actual
falto del ilegible manual.
Tengo el deber de acatar
cada regla del azar
y aleatorias despedidas de sueños,
fantasma persistente.
Un aprecio irreal,
por siglos,
hacia mí,
que envía la estatua casual
instalada en mi vida
(mía)
sin acuerdo previo,
con significados desastrosos.
Vergonzosa fuga de versos...
Hallé en mi historia
familias cariñosas,
extranjeras y tan íntimas.
Encontré un refugio de alivio
al amor involucionado,
diario, que no olvido.
Y la luna es, a veces,
una pincelada galáctica
de fragilidad sonriente,
a quien todavía comprendo
(y no me entiende).





Desde sentimientos atrás.

lunes, 4 de octubre de 2010

Deseo espacial cumplido


Sin desencuentros
a la hora de cenar,
el deseo espacial
de toda especialidad
en amor.
La manía cuidadosa
de dejarse llevar
hasta señalar cada virtud
que empape de color
cualquier especie
de defecto desestimado,
por el aroma reinante
de romance
instalado en la armónica
dulzura, ideal, de obsesionarse.