viernes, 18 de enero de 2013

En




En cantidades encantadas
desencadenaba el misterio
y yo sentía que encendía
los emblemas del ensueño.
Intangible en mis entradas,
en la estadía innata a lo risueño
miradas proporcionales al encuentro
intrigante cualidad parpadeante 
y el invento, a las brasas, ensamblado
invitándonos al tiempo
y el tiempo invitando a entablar
una antónima melancolía,
 flores entalladas a lo romántico,
en sus falanges como un invisible contacto aromático
del perfume de sutileza innegable.
Utilizando las manías
para descartar y partir
me instó a descubrir
las manos del que quiso escribir.
Estoy contaminada con esta urbanidad
de un modo grácil
contemplando las avenidas
y el instante a imprimir.
Como venidas de sus manos
bienvenidas, sin sufrir.