viernes, 27 de diciembre de 2013

Manos del recuerdo




Ayer miré de reojo
las manos del recuerdo
se me hacían tibias
a medio usar
lucían arqueadas y extrañas;
extrañas de no familiar.
Con dedos mudos
en función de otras caricias
saludaban sin saludar.
El pasado dejó de rasguñarme
no hay huella que ahora desarme
el jardín floral 
que reviví al sol
ya no es un ayer que rasgue
es una esencia que se desvanece
que perdura como poema sellado
diluyéndose como voz inaudible
desconocimiento ancestral posado
en un escrito antaño, bello;
muy bien sabido,
muy bien superado.





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