Por primera vez desde la soledad
surge un espacio soleado
que hace crecer lo imaginado;
un primer hallazgo sin buscar
encuentro lo que faltaba, al andar.
Antes siempre quería emparentar
lo conocido como un patrón
que dibujaba en mi corazón
otoñales primaveras
y cuando dejas de lado lo que esperas
(como dejé de buscar lo de siempre)
aparece un ser mimetizado a mi lado de veras
que transita en amor por mi mente
unido a mi espiritual ocupación permanente
como alma repentina muy amante
que me espera tan familiar sin lo distante
semejante a mi sentimiento habitual.
La distante compañía, ya no es normal
cosechando certezas y maravillas se va el mal
nos rigen girasoles; como otoño primaveral.
1 comentario:
O sea que es mejor no buscar patrones cuando se trata de amar, pues ahí aparecen las personas que siempre estuvieron ahí para querernos, invisibles tras nuestros anhelos forzados.
Lindos versos, Ema. Muy melódico esta vez. También me gustó el "1 y 1" (no siempre igual a 2).
Te leo a lo lejos, niña rizada.
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