viernes, 16 de abril de 2010

Como truenos


Tremendos remolinos sanguinarios,
latiendo como truenos,
aguarda la explosión.

Un fósil del renacimiento,
una gota de revolución,
me tienta el escape,
mudo y sin consuelo,
sacudiendo las lágrimas
con un giro y mi velo.

De la estirpe del rubor.
Aprendiz del equilibrio,
con la columna corrompida.

Ayer correré de ese sitio,
hacia acá donde mañana estoy.


1 comentario:

Gustavo Calderón dijo...

Hmmm, el sabor que me ha dejado tu poema es inigualable. El final deberá ser lo más comentado, Brillante! es sencillamente espectacular.