Quién está levantando tierra.
¡Estás levantando tierra!
Me dijo con furia y sonrisa.
Yo y mis pies que saltaban,
no creen hacer ruido.
Llegaron del olvido,
personas que no recordaba.
Hubo un estallido
en el living que nunca ha sido.
Desconocidos amigos que hicieron arte,
con el poco espacio onírico.
Quise saber y me pregunté,
y ahí también lo supe querer.
Porque debes saber
que hoy quiero bastante
(a pesar de lo “imperdonable” del sueño).
No sé cómo me atreví a saltar,
en vez de caminar.
Las personas no estaban contentas
con esa forma de andar.
Presentí la destrucción, quise un atajo
...Avalando al miedo, no supe conectarme.
Contacté con lo que vi en el camino,
siempre saltando sola.
Vi y revolví, gatos tatuados
y las pastillas que ha gastado.
Anoche recordé
antes del amanecer
la consigna de mi padre
como realidad de su mundo,
y el de tantos humanos;
la postergación,
la lucha, la obligación.
Ser, en la impotencia,
ser el impostor, quien no eres,
que no te dejan ser.
A costa de la muerte,
"¡cuesta la vida, gánatela!".
Desestabilizada,
el estado que permanece en mí,
como consigna opcional.
Porque no lucho, persevero,
no sacrifico, busco caminos placenteros.
No me postergo, en lo posible
…pero me tengo tan identificada,
que a veces parezco no ser yo.
Y lloro al soñar.
Y a veces en el disfrute,
pienso en lo corto que será.
Tengo esa relación con el dolor
que se traduce en falta de aire y silencio.
Una reminiscencia de cuando fui semilla.
Saltar en vez de caminar,
bailar en vez de conversar.
Amar por siempre, por siempre amar.
Recorriendo, resaltando,
revelando, revolviendo,
remarcando y remediando.
Toda ilusión es mentir, todo lo que creí.
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