
Se va hastiando,
con el silente deseo
de volver a inventarse,
y devolver el sello
de usted, tan maltratado de vos. 
Creo encontrarlo
con ira por su ímpetu;
de fuego y palabras.
El secreto es su nombre
de mermelada, como el mar.
La clave desde el principio
ha sido una teoría
prohibida y sin practicar. 
Lo nombro falsamente
media dormida 
o dolida,
por las verdades del desvelo,
aunque ya no entiendo...
aunque ya no entiendo...
Le devuelvo su adiós, entero.
 
